lunes, 9 de noviembre de 2009

1.6. PATRÓN MONETARIO

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Es el dinero básico de un país, al cual pueden convertirse otras formas de dinero y que determina el valor de otros bienes. Hace referencia al tipo de dinero que se utiliza en el sistema monetario. Los patrones modernos han sido o un bien, principalmente oro o plata, o patrones fiduciarios, consistentes en papel moneda no convertible. Las principales clases de patrones oro han sido la moneda de oro, los lingotes de oro con una determinada cantidad de oro y el patrón de cambio oro bajo el cual una moneda puede convertirse en la moneda de otro país en base al patrón oro. Los lingotes de oro fueron utilizados en Gran Bretaña desde 1925 hasta 1931, aunque una serie de países latinoamericanos han utilizado el patrón dólar. El patrón plata ha sido utilizado en nuestro tiempo principalmente en Oriente. También existe el patrón bimetálico; el sistema de bimetal se ha utilizado en varios países en los que las monedas podían ser tanto de oro como de plata. Estos sistemas raramente funcionaban, fundamentalmente debido a la ley de Gresham, que demuestra que la moneda barata tiende a desplazar y expulsar de la circulación a la moneda cara.

En la actualidad la mayor parte de los sistemas monetarios del mundo son fiduciarios, en los cuales no se permite la libre convertibilidad de la moneda en metales y el dinero tiene valor gracias a un decreto gubernamental y no por su contenido en oro o plata. Los sistemas modernos también se describen como sistemas de dinero gerencial, porque el valor de las unidades monetarias depende, en gran medida, de la gestión gubernamental y de las políticas económicas. Existe un problema recurrente en torno a la cuestión de si el valor de la moneda no convertible puede mantenerse a un nivel suficientemente estable durante largos periodos de tiempo.

La importancia económica que brinda el dinero consiste en que el crédito, o la utilización de una promesa de pago futuro, es un complemento valiosísimo del dinero en la actualidad. La mayor parte de las transacciones económicas se hacen mediante instrumentos crediticios más que con monedas. Los depósitos bancarios se introducen generalmente en la estructura monetaria de un país; el término “oferta monetaria” refleja el dinero en circulación más los depósitos bancarios.

El valor real del dinero queda determinado por su poder adquisitivo, que a su vez depende del nivel general de precios. Según la teoría cuantitativa del dinero, los precios se determinan, en gran parte o en su totalidad, por el volumen de dinero en circulación. Sin embargo, la evidencia empírica demuestra que a la hora de determinar el nivel general de precios es igualmente importante la velocidad de circulación del dinero y el volumen de producción de bienes y servicios. El volumen y la velocidad de circulación de los depósitos bancarios también son relevantes.

La moderna acuñación implica varios procesos diferenciados. Primero se funde el metal que se va a utilizar para hacer lingotes, que después se convierten en láminas de un determinado espesor y calidad. Estas láminas pasan a través de unas máquinas que con golpes y cortes sacan pequeños discos circulares de metal, denominados plaquetas. Se verifica que las plaquetas tengan el peso adecuado, y si son demasiado pesadas se les rebajan los bordes, si son demasiado ligeras se vuelven a fundir en lingotes. Los bordes de las plaquetas válidas se ruedan de forma que sobresalgan por encima de la superficie y protejan las monedas del desgaste. Después se limpian las plaquetas y, en la última etapa del proceso, se imprime mediante un troquel el dibujo que irá en la moneda terminada. Muchas monedas tienen también los bordes rayados para evitar que se limen o rellenen, en el caso de las monedas oficiales, y para facilitar su uso. A la hora de diseñar las formas y tamaños de las monedas se suele considerar cómo facilitar su identificación a las personas con deficiencias de visión.

Los billetes bancarios, que a menudo suelen ser impresos por empresas privadas o contratistas, están fabricados con un papel especial de alta calidad, con marcas de agua, tiras metálicas y otros mecanismos que evitan la falsificación. Se utilizan también técnicas de impresión muy sofisticadas para evitar la falsificación y los diseños de los billetes bancarios suelen incluir elementos que intentan ser especialmente difíciles de copiar y las dos caras se imprimen por separado para después añadir los números de serie y tachar con estrellas la numeración de aquellos billetes dañados durante el proceso de producción.
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